Hoy me salgo un poco de la estructura habitual del blog, y como hoy suele ser un día que se dedica a la lectura dominical os quiero recomendar una de Javier Sepúlveda que lleva por título «Educación a distancia: en juego la libertad y privacidad de mis hijos» en el que se reflexiona sobre su lucha por defender los derechos de sus hijos en esta reciente episodio de confinamiento.
En estos tiempos de educación a distancia han aparecido un buen número de servicios para poder comunicarnos de forma virtual aprovechando nuestras cámaras y micrófonos.
Desde el famoso Zoom o el eterno Skype hasta el omipresente Google con Meet pasando por el recomendado Jitsi o WebEx de la Generalitat Valenciana, nos hemos visto inmersos en una lucha de unos y otros para intentar imponer un sistema.
Mi experiencia es que todos van más o menos bien pero que su funcionamiento no es 100% óptimo para todo el mundo. Pero claro, esto solo es la visión técnica cuando es quizás más importante la visión de la privacidad, tan importante en la educación libre.
Lectura dominical recomendada – Educación a distancia: en juego la libertad y privacidad de mis hijos
Con esta premisa, Javier Sepúlveda, Ingeniero en Diseño Industrial y en Ciencias de la Computación y fundador y director ejecutivo de VALENCIATECH ha realizado un más que interesante artículo en GNU Operating System donde relata su lucha por los derechos digitales de sus hijos.
Creo que para animaros a leer el artículo completo, os pongo la introducción al mismo para que decidáis si vale la pena invertir unos minutos en él. Spoiler: sí, vale la pena.
«A principios de marzo de 2020 comenzaron a oírse las primeras noticias preocupantes sobre el Covid-19 en España. En cuestión de días se prohibieron todos los eventos públicos, conferencias[1] y reuniones. Incluso se cancelaron las Fallas[2], una fiesta tradicional que se celebra todos los años por esas fechas.
Después llegó el confinamiento de los ciudadanos en sus casas y la suspensión por tiempo indefinido de todo tipo de actividad educativa presencial. Había que pasar a la educación a distancia, pero ¿estaban las escuelas, facultades y universidades preparadas para eso? No, no lo estaban. Necesitaban plataformas de videoconferencia, sistemas de comunicación y servidores que no siempre tenían. Y así es como comienza el problema.
Las instituciones educativas comenzaron a elegir las herramientas que necesitaban de forma unilateral e independiente. Cada profesor, escuela o universidad escogía sobre la marcha un programa o plataforma diferente basándose únicamente en la practicidad y popularidad del software. Dejaban de lado factores mucho más importantes, tales como su propia libertad y privacidad o la de los alumnos. Alumnos y padres no tenían ni voz ni voto, era una actitud de «o lo tomas o lo dejas».
¿Por qué se condenaba a cientos de alumnos a padecer la injusticia de ese software? ¿Por qué motivo tendrían que ser los datos (voz, imágenes, manuscritos) propiedad de una compañía? El precio de los sistemas privativos es nuestra libertad. Es la voz y la imagen de nuestros hijos: todo queda registrado en servidores de terceros para su posterior análisis y explotación. Un precio que no nos podemos permitir.
La situación era inaceptable. Había llegado el momento de decir NO.«
Artículo completo: Educación a distancia: en juego la libertad y privacidad de mis hijos por Javier Sepúlveda
Bien dicho.